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viernes, 29 de julio de 2016

Fiestas de la Paloma

Historia


   La historia de las fiestas de la Paloma se remonta a finales del siglo XVIII, cuando unos niños encontraron un lienzo (de autor anónimo) de la virgen de la Soledad (denominada así por la expresión de su rostro) en un viejo corralón,contiguo a la calle de la Paloma. Según un informe escrito en 1791 por el marqués de Casa García Postigo, alcalde de Madrid, el lienzo, que representa a Nuestra Señora de la Soledad, fue encontrado por los niños en un solar contiguo a dicha calle. Habitaba en ésta Isabel Tintero, quien viendo la escena, lo recuperó, limpió, enmarcó y colocó en el portal de su casa. La veneración que le profesaba Isabel a la imagen se amplió con fervor a los vecinos del lugar. Dice el mencionado informe:

“…resulta que Isabel Tintero, mujer de Diego Charco, de ejercicio cochero, viendo a principios del año 1787 que unos muchachos llevaran arrastrando como por juguete un lienzo de Ntra. Sra. De la Soledad, lo arrebató de las manos de aquellos, lo hizo retocar y lo colocó en marzo del propio año en el portal de su misma casa, y esmerándose en su culto, le causo tanta pasión que consiguió extender su particular devoción: de modo que se hallan alumbrándola varios faroles y lámparas a expensas de personas de primera clase, además de las muchas velas que la devoción de los fieles la presentan, reconocidos a los singulares beneficios que dicen haber conseguido ellos por intercesión de esta su Poderosa Madre, y en señal de este reconocimiento se ven las paredes de la actual Capillita llenas de presentallas. (…) A impulsos de esta devoción se reza el Rosario todas las noches ante esta santa Imagen…” 

   Como fuera que a tal Virgen se le culpase de varios milagros, su culto rápidamente  se extendió llegando su devoción a la Casa Real. Se dice que María Luisa de Parma (esposa de Carlos IV de España) fue muy devota de esta imagen, tras lograr de la Virgen de la Paloma la curación de su hijo, el futuro Fernando VII de España. 



Organista y barquillero



Isabel Tintero decide exponerlo en su casa particular, en la calle de La Paloma. Tal es la devoción que el vecindario muestra por el lienzo que la virgen finalmente acaba conociéndose por el nombre de la Virgen de La Paloma. La popularidad de la imagen hizo que pronto tuviera que trasladarse a una pequeña ermita.Fue en 1795 cuando, gracias a las aportaciones de los fieles, se pudo construir esa pequeña capilla en honor a la Virgen. Finalmente, en 1912 se construyó la iglesia de La Paloma (cuyo nombre eclesiástico oficial es, desde 1891, iglesia de San Pedro el Real), donde se ha mantenido el lienzo hasta nuestros días. Lo que empezó siendo una salve la noche del 14 de agosto y una misa el día 15, se ha convertido con el paso de los años en toda una semana de celebraciones en honor a la virgen y a la tradición castiza de Madrid.  



La fiesta en general


El traslado de la imagen a la iglesia marcó el inicio de las procesiones, celebradas como otras muchas fiestas de la Asunción de Nuestra Señora, el 15 de agosto. La Paloma se coloca en una carroza engalanada con cientos de claveles de colores y es trasladada, a hombros, por los bomberos de Madrid. Los chulapos compiten en chulería y desparpajo dedicándole los piropos más originales y divertidos.  
Se descubrió que la imagen era la de una monja burgalesa del siglo XVII, cuyo retrato había sido encargado por su familia antes de su ingreso en el convento. Contado por los historiadores en el siglo XX, la imagen ya se había convertido desde hacía tiempo en la patrona del cuerpo de bomberos de Madrid. 



Mantones Colgados

Si todos sabemos que la Virgen de la Paloma no es la patrona oficial de la Villa (cuyo honor recae en la Virgen de la Almudena), se la considera tradicionalmente como la “patrona popular de los madrileños”, en general, y de los bomberos, en particular, que llevan celebrando fiestas muy castizas en su honor desde finales del siglo XVIII. 

Queda noticia que los vecinos del barrio de la Fuentecilla celebraban el fenómeno de la asunción de la Virgen con un canto de la Salve en la víspera del día 15 de agosto, con misa solemne al día siguiente. Estas fiestas de la Paloma (15 de agosto), vienen precedidas, y casi se solapan, con las de San Cayetano (7 de agosto) y San Lorenzo (10 de agosto). Las fiestas de la Paloma, nacen en el siglo XVIII, en el barrio de Lavapiés, y las chulapas solían pertenecer a los gremios de las modistas, fruteras, floristas o cigarreras de gran desparpajo. Se trata, por tanto, de una quincena deseada y anhelada por los que llevan el Madrid más puro atado a sus sentimientos y que merece la pena exprimir. Si estáis en la capital en estas fechas, os invitamos a que os sumerjáis en estas fiestas para vivir en primera persona la hospitalidad del pueblo madrileño, una de las virtudes que más seducen de Madrid (ciudad multicultural y acogedora con todos sus visitantes).    


Comida y Bebida


Celebración de la fiesta

  Las fiestas de La Paloma se celebran a mediados de Agosto en pleno centro de Madrid, coincidiendo en el mismo mes con otras fiestas. Los festejos comienzan con un pregón desde la Plaza de Cascorro. En esta fiesta hay concursos de mantones de manila, decoración de balcones, bailes (generalmente chotis), degustaciones de productos típicos de Madrid. Algunas de las ceremonias de la Paloma se centran en la plaza de la Paja, plaza de la Cebada, puerta de Moros y prolongándose por la carrera de San Francisco, alcanzando las cercanías de la basílica de San Francisco, extendiéndose a los jardines de las Vistillas. Las corralas de la calle de la Paloma se decoran con luces y guirnaldas.      



Desfile callejero con trajes típicos



Por la mañana tiene lugar una ofrenda floral a la Virgen, que se realiza justo en la fachada de la iglesia. La fiesta se termina el día 15 de agosto con una procesión que tiene su punto de partida en la iglesia de la Paloma y recorre la calle de Toledo hasta la plaza de la Cebada. Generalmente suelen regresar por calles cercanas a la plaza de la Paja. El recorrido suele mostrar balcones engalanados con mantones, imágenes de la virgen en diferentes fachadas. Los asistentes gustan de ir vestidos con trajes típicos de Madrid, que resurgen cada verbena de San Antonio de la Florida (13 de junio), San Cayetano (7 de agosto), San Lorenzo (10 de agosto) y la Paloma (15 de agosto). Suelen disfrazarse de manolos, chisperos y goyescos.    El aspecto religioso de las fiestas de La Paloma se refleja en la procesión que sale de la Iglesia de La Paloma, con la imagen religiosa llevada por un grupo de bomberos. Es una verbena tan popular que ha dado lugar a una zaruela (La Verbena de La Paloma), llevada a la gran pantalla en muchas ocasiones.



Concierto en las fiestas (Rosendo)

Todo ello forma parte de las fiestas populares madrileñas, que en verano, cuando los días son más largos, se viven con especial intensidad y gozo. Durante dos semanas, las calles más castizas de la ciudad disfrutan de sus sabores (entre ellos, las gallinejas y los entresijos) y sonidos más típicos, Chulapos, chotis, limonada, calles adornadas con farolillos, vecinos bailando ‘agarrado’ especialmente al caer la tarde, cuando baja el calor y apetece tomarse una bebida fresca y alguna tapa en las muchas barras que los bares de la zona instalan en estas fechas, justo fuera de sus locales.  

Los programas de actividades de las fiestas incluyen juegos para niños, concursos de bailes, conciertos de grupos, actuaciones de orquestas, rutas de tapas, campeonatos de mus, etc. Todo ello para deleitar a los participantes, tanto del barrio, como venidos de múltiples lugares, a disfrutar del ambiente tan espectacular que se respira. Todo el mundo es bienvenido, aunque quien más lo siente dentro y disfruta, son los propios vecinos del barrio. Hay que señalar que el pueblo de Madrid se caracteriza por su carácter sociable y acogedor, máxime cuando gran parte de su población procede de cualquier otro punto de nuestra geografía.    


Bomberos llevando el cuadro


   Estas fiestas se celebran en barrios cercanos los unos a los otros. La de San Cayetano se celebra al lado ded la iglesia del mismo nombre, y lo mismo pasa con la de San Lorenzo.  Finalmente, las fiestas de la virgen de la Paloma, muy celebrada en Madrid, suponen el máximo desarrollo de los festejos, tanto en multitud como en extensión, ya que ocupan desde la plaza de la Paja y alrededores, toda la calle Toledo hasta la plaza de las Vistillas, y vías que circundan la parroquia de la virgen de la Paloma, en la plaza del mismo nombre.


Programa de las fiestas


Las fiestas de la virgen de la Paloma, tienen una gran tradición en Madrid, hasta 1936 se paseaba a la Virgen en una carroza de la Cofradía Sacramental de San Isidro, y a partir de 1939, se empezó a transportar en coche de bomberos, ya que ellos son los que se encargan de bajar y subir el cuadro del altar, este coche es adornado con mantones de Manila, y es escoltado por ellos. En 1956 se mandó construir la carroza actual, que fue costeada por suscripción popular, y a la que desde entonces se le han hecho algunos arreglos.  

   En cuanto a la procesión se puede decir que el 15 de agosto, fecha que coincide con la Asunción de María, después de celebrar la misa solemne en la iglesia, un bombero tiene el honor de descolgar del retablo el cuadro, y se celebra la procesión en presencia del arzobispo o un obispo auxiliar, el alcalde de Madrid, representantes del cuerpo de bomberos, personalidades y numeroso público que recorre las calles del barrio de la Latina. Finalizada la procesión, serán de nuevo los bomberos los encargados de colocar el lienzo de la Paloma en su altar.   

Ambiente diurno de la fiesta

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