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jueves, 15 de noviembre de 2012

El déjà-vu


Historia

    El llamado “déjà vu”, ( “ya visto” en francés), cuyo nombre cientifico es promnesia o paramnesia, siempre se ha asociado a algo misterioso y cuyo origen se ha tratado de explicar de multitud de maneras, algunas con connotaciones paranormales. Estudios recientes han ido afirmando, sin embargo, que este fenómeno no se trata de una simple interferencia en nuestra memoria. Investigadores estadounidenses afirman ahora que todo podría explicarse a través del reconocimiento de los recuerdos.

    Según esta hipótesis, actualmente la más extendida, el cerebro memoriza los recuerdos de tal manera que cualquier detalle de una escena, como el olor, color o sonido, permite acceder a todos los detalles de la escena recordada, según el principio holográfico de que el todo está reflejado en cada una de las partes. Por eso ocurre, según esta hipótesis, que cuando en una experiencia nueva el cerebro identifica un detalle asociado a otra experiencia anterior, incorpora los sentimientos vividos en la primera experiencia produciendo la sensación de que la estamos viviendo por segunda vez.

   
    El déjà vu interesa mucho a los científicos por su rareza y, al mismo tiempo, su cotidianidad. La experiencia del déjà vu suele ir acompañada por una convincente sensación de familiaridad y también por una sensación de «sobrecogimiento», «extrañeza» o «rareza». Se da una firme sensación de que la experiencia «ocurrió auténticamente» en el pasado. “Un toque, esto ya lo viví” – Así pues, a casi todos nos ha pasado el famoso, a veces perturbador y otras encantador, “Deja vu”. La experiencia de déjà vu parece ser muy común. En estudios formales, el 60% o más de la población afirma haberla experimentado.




El cerebro y el entorno son las claves de la experiencia déjà vu.




  Explicación por familiaridad

    Según los científicos pertenecientes a dichos campos, es que el déjà vu no es un acto de “precognición” o de “profecía”, sino que es en realidad un desorden de la memoria, la impresión de recordar una experiencia que es falsa. Puede haber una relación entre el déjà vu y el funcionamiento de nuestra memoria de reconocimiento, la parte de la memoria que se pone en marcha cuando reconocemos a un amigo en la calle o escuchamos una canción conocida. La familiaridad sucede cuando una situación “nos suena” pero no recordamos en qué momento anterior sucedió. nuestro cerebro almacena las experiencias en fragmentos o piezas dispersas. Y el déjà vu se produce cuando algunos detalles de la situación actual se parecen a ciertos aspectos de una vivencia previa. Por ejemplo, cuando las formas de una calle se parecen a otra por la que hemos paseado. (En parte refrendada por la novísima teoría de Tonegawa que veremos más adelante). El hecho de que la vista  sea el principal medio de percepción en los humanos unido a que los ciegos tienen déjà vu igual que las demás personas ha llevado a desechar esta teoría.




Se creia que era una mala percepción del ojo la causante del déjà vu.




  Explicación neurológica

    Así, hay estudiosos que opinan que el déjà vu puede deberse a una ralentización temporal de la transmisión neuronal del cerebro durante el proceso de percepción. En efecto, en el transcurso de estas experiencias podría producirse un leve aumento del tiempo normal necesario para transmitir el mensaje a causa de una disfunción sináptica. Debido a esta ralentización leve, la rutina de procesamiento del tiempo (en milisegundos) es mal interpretada o “traducida” por el cerebro como una información “vieja”, convirtiéndose así en un déjà vu.

    El hecho de que la vista  sea el principal medio de percepción en los humanos unido a que los ciegos tienen déjà vu igual que las demás personas ha llevado a desechar esta teoría.




Es en el hipocampo donde parece encontrarse la explicación del déjà vu.

    



Explicación de la circunvalación dentada

    El 20 de octubre de 2009 supimos que un equipo de neurocientíficos del MIT, liderados por el Premio Nobel de Medicina Susumu Tonegawa, ha identificado por primera vez el mecanismo por el que nuestro cerebro nos gasta esas bromas. Superando las teorías precedentes han identificado por primera vez el mecanismo neuronal que -entre otras cosas- nos permite distinguir lugares similares. Un “efecto colateral” de su descubrimiento puede explicar la sensación de déjà vu.

    Han explorado cómo las tres regiones del hipocampo -denominadas CA1, CA3 y circunvalación dentada- participan en diferentes aspectos del aprendizaje y de la formación de recuerdos.

    Utiliza como ejemplo la sensación de déjà vu que ocasionalmente lo asalta cuando entra en un aeropuerto. La disposición de puertas, sillas, pasillos y demás objetos existentes en cada aeropuerto son muy similares. Sólo mediante la búsqueda de características únicas nuestro cerebro es capaz de identificar un aeropuerto en concreto. Según puede leerse en el artículo, la circunvalación dentada es crucial para el rápido reconocimiento y amplificación de estas pequeñas diferencias que hacen que un lugar sea único.
  
    Para probar su teoría, los investigadores alteraron genéticamente unos ratones de forma que su hipocampo fuese ligeramente distinto.





El premio nobel Susumu Tonegawa junto con su equipo del MIT.




 Es importante el “camino” que siguen las señales nerviosas cuando tiene lugar la evocación de un lugar específico. Por ejemplo, si entramos en un lugar que se parece lo suficiente a otro sitio en el que hemos estado antes, un nuevo grupo de neuronas se encarga de crear un “mapa” del lugar. Como los lugares son muy parecidos, el nuevo conjunto de neuronas coincide de forma parcial con el grupo ya existente, generado cuando visitamos el otro sitio en el pasado. Si ambos se solapan de determinada manera, experimentamos un episodio de déjà vu. Cuando envejecemos, o sufrimos algún proceso degenerativo como el Alzheimer, el cerebro tiene mayor dificultad para formar recuerdos únicos para cada lugar o experiencia, sobre todo si se parecen entre sí. Esto da lugar a las comunes confusiones que tanto afligen a los ancianos. Como ocurre en estos casos, puede que el trabajo de Tonegawa y sus colaboradores permita la elaboración de algún fármaco destinado a paliar este padecimiento.

    Se han propuesto docenas de “causas” para el deja-vu durante muchas décadas, pero la mayoría se quedan por el camino cuando los investigadores aprenden más sobre el cerebro humano y los procesos cognitivos. Ésta es la última y la más verificable y esperamos que sea la definitiva.

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