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lunes, 23 de julio de 2012

Ochate

 HISTORIA DE UN PUEBLO MALDITO

Ochate (que en castellano significa “Portillo de Lobos”) es un pueblo muy pequeño, situado en el condado de Treviño, que actualmente se halla abandonado.

  Ochate se encuentra a 33 kilómetros de Miranda de Ebro, y a 14 kilómetros de Vitoria. A este pueblo no se puede acceder en coche, siendo necesario recorrer un tramo a pie. De este modo se puede ver la torre del pueblo, uno de los poquísimos edificios que no se encuentra en ruinas. Hay una necrópolis medieval que se encuentra muy cerca del pueblo, y que tiene tumbas excavadas en la roca.

  La historia de esta villa comienza allá por 1134, cuando se llamaba “Goate” (“Puerta de Arriba”). Dentro de la Nómina de San Millán se hace referencia a esta localidad, que por aquél entonces cuenta con quince habitantes.
Torre de Ochate
  En 1234 se construye la famosa Torre de Ochate, la torre de la Iglesia de San Miguel, ubicada sobre el llano. Se cree que su primer cometido era el de actuar como faro, con el fin de orientar a campesinos y carruajes.

  En 1557 Ochate aparece como un pueblo deshabitado, debido a la emigración de sus habitantes a otras zonas, o a su muerte. Casi doscientos años más tarde, en 1750, el censo del pueblo da el resultado de tan solo seis habitantes.

  Todo transcurría con normalidad, hasta el año 1860. Entre 1860 y 1870, tuvieron lugar en el pueblo tres epidemias, que en España ya se habían exterminado, y que solamente afectaron a Ochate, aun cuando los vecinos de este pueblo mantenían relaciones con los otros pueblos. 
Ochate es un pueblo desierto
  Entre 1860 y 1862, el tifus acabó con la mitad de la población, después, entre 1862 y 1864, el  cólera deja tan solo un tercio de la población, y entre 1864 y 1870 la viruela acaba con la escasa población que quedaba.  Desde 1868, dos años antes de que concluyese la última epidemia, pudo constatarse la desaparición de personas, sobre todo de pastores que paseaban cerca de las ruinas de Ochate, algunos de los cuáles aparecían carbonizados misteriosamente. 
Rostro de Ochate
La desaparición más sonada fue la del párroco del pueblo, Antonio Villegas, quien desapareció cuando se dirigía a la ermita de Bergondo para recoger unos utensilios. Aquella fue la última vez que fue visto.

Un tiempo más tarde, un joven agricultor llamado Juan Peché desapareció sin dejar rastro. Ninguno de los vecinos supo nunca qué ocurrió. El mismo día en que desapareció Juan, otro agricultor apareció totalmente calcinado, en el sendero que conduce al pueblo. Todavía no se ha podido explicar el hecho, nadie sabe lo que sucedió.

Encuentros con lo imposible

  El labrador Víctor Moraza fue el primer en advertir, allá por 1947, de la presencia de luces extrañas sobre las ruinas de Ochate. Uno de los últimos hombres en desaparecer fue un agricultor de la localidad de Marquinez, quien desapareció en 1970.

  El día 17 de Agosto del año 1978, Ángel Resines se hallaba regando su huerto cuando avistó en las cercanías de Ochate una luz blanquecina que se iba acercando de modo rápido. Muy asustado, tuvo que echarse al suelo para que la esfera no chocase sobre él.

  En 1980 se graba la psicofonía de Pandora o kanpora (que significa ¡fuera! En euskera).
Portada del artículo "Luces en la Puerta Secreta"
  Estas leyendas se dieron a conocer debido a un reportaje lanzado a principios de los años ochenta por la revista de fenómenos paranormales “Mundo Desconocido”, cuyo título era “Luces en la Puerta Secreta”•. El reportaje en cuestión estaba basado en una fotografía que Prudencio Muguruza hizo en 1981, en la cuál aparecía un ovni en las proximidades de Ochate. Pese a que un grupo de expertos cuestionó la instantánea (revelada dos meses después), la Universidad de Bilbao no pudo demostrar que la imagen era falsa.

Foto de Prudencio Muguruza
  Allá por 1986, el empresario Fernando Gil, quien se hallaba junto a la torre de Ochate, pudo escuchar unas pisadas que iban formando un círculo, el cuál se iba cerrando a su alrededor, hasta que notó cómo una mano invisible le tocaba el hombro. En sus propias palabras, “una de las noches, junto a la torre, noté alrededor de las dos de la madrugada, alguien estaba trazando un extraño círculo, no había nadie, pero se notaban y se escuchaban las pisadas en la hierba mojada, de repente, alguien invisible, puso su mano helada sobre mi hombro”.
  En Julio de 1987, las compañías primera y tercera de carros blindados de la base militar de Araca (Vitoria) anduvieron perdidas durante más de cuatro horas deambulando por una densa niebla en Ochate. No podían contactar entre ambas compañías, pese a estar separadas por una distancia de 300 metros. Los equipos de comunicación, al parecer, no funcionaban. Había unas interferencias totalmente inexplicables, y las dos compañías estuvieron deambulando por el pueblo durante cuatro horas sin encontrarse entre sí.

  Debido a esta situación de desconcierto y nerviosismo, el capitán Aparicio mandó que ambas compañías volvieran a la base.

  Precisamente ese mismo año, un grupo de investigadores, entre los que estaba Alberto Fernández, tomaron la decisión de ir a Ochate. Cuando se dirigían a los coches, se encontraron a Alberto Fernández muerto dentro de su coche. 
Ruinas de Ochate
  No obstante, la historia más impresionante es la de Mikel Colmenero, cámara y radioaficionado de Vitoria. Al ir tomando distancia del grupo principal con su vehículo, éste comenzó a fallar, y al intentar volver vio cómo pasaron, por los laterales de su coche, dos humanoides de unos tres metros de altura, con la cabeza ovalada, trajes ceñidos de color negro y dos franjas más claras. Se quedó quieto, y los dos humanoides se fueron alejando. Al parecer, en ese momento, en una cinta que llevaba Mikel en el radio-casete de su coche, se grabó la frase “yo sí estoy”. Esta frase provocó tal pavor en el testigo, que este destruyó la cinta.

Contradicciones con respecto a la población

  Por documentos del archivo diocesano de  Vitoria, donde se habla de visitas pastorales a la zona, y por fotos del pueblo en pie tomadas del fondo fotográfico de la Diputación Provincial de Burgos, se cree que el pueblo fue abandonado entre los años 1920 y 1930, debido a la emigración a las ciudades como ocurrió en tantas y tantas poblaciones de todo el territorio español. Debido a esto, muchos expertos creen que los datos que forjaron esta leyenda no son fiables, si bien se aprecian ciertos hechos que pueden tener un fondo real.
Medallón de Ochate
  Sin embargo, parece que el pueblo no quedó despoblado por grandes mortandades, e incluso, según las últimas investigaciones, se ha hallado con vida al último habitante de Ochate. Se llama José Aránguiz, y desmitifica la historia del pueblo.

Al parecer, la historia de Ochate se basa muchísimo más en el llamado “boca a boca” que en datos reales que se puedan verificar, contrastar y/o demostrar. Como ya hemos dicho, la leyenda dice que este pueblo quedó despoblado a raíz de una serie de misteriosas epidemias de viruela, tifus y cólera (amén de las misteriosas desapariciones) y que por ello podría clasificarse dentro de los llamados “pueblos malditos”. No obstante, hay que matizar que las fechas de las epidemias en este pueblo no coinciden con las fechas de las epidemias de las mencionadas enfermedades que azotaron el resto de la provincia de Burgos,  así como de la vecina Álava, y que no existen datos en el archivo episcopal de mortandades tan elevadas. ¿Realidad o ficción? Decidan por ustedes mismos.
Mapa de Ochate





























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