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viernes, 25 de mayo de 2012

El origen de los dichos populares 1ª parte


  El uso del lenguaje cotidiano está plagado de dichos populares que mencionamos constantemente para expresar una idea, un sentimiento, etc. Como el refranero, estos dichos forman parte del acervo cultural popular y son transmitidos de generación en generación, desconociendo sus usuarios su procedencia y su comienzo. Todos tienen un por qué y un origen, que suele ser muy diverso. Algunos provienen de hechos históricos, otros de anécdotas de personajes reales o ficticios, otros de cuentos; algunos se circunscriben a una zona o comarca determinada y otros se utilizan con carácter universal en todo el mundo hispanohablante.

  En primer lugar, vamos a elaborar una pequeña selección de dichos, cuya procedencia viene de hechos históricos; en segundo lugar , nos centraremos en los dichos procedentes de anécdotas de personajes reales o ficticios  y de relatos literarios; y por último ,  nos centraremos en dichos cuyo origen provienen de Madrid.



Dichos de procedencia histórica:


QUIEN FUE A SEVILLA PERDIÓ SU SILLA

  Este dicho data del siglo XV cuando un sobrino de Alfonso Fonseca, prelado de Sevilla, fue nombrado arzobispo de Compostela. Como en aquella época había muchos disturbios en Galicia, Fonseca decidió ir personalmente a Santiago para preparar el camino. La sorpresa se la llevó cuando al volver a Sevilla comprobó que su sobrino le había robado el cargo de prelado.



MANDAR A LA PORRA

  En la antigua ordenación militar, el tambor mayor del regimiento portaba un largo bastón al que se le conocía con el nombre de “la porra”. Era hincado en un lugar determinado del campamento y señalaba el punto al que debía retirarse todo soldado sancionado con un arresto. Con el tiempo, esta forma de arresto fue suprimida, pero la frase, con una gran carga despectiva, quedó incorporada al lenguaje popular. 

SALVADO POR LA CAMPANA

  En la Edad Media los lugares para enterrar a los muertos eran pequeños y no había siempre suficiente sitio para todos.
 Los ataúdes eran abiertos y retirados los huesos para meter otro cadáver. Los huesos eran retirados a un osario. A veces al abrir los ataúdes, se percibía que el enterrado había arañado la tierra, había sido enterrado vivo. No se conocía la catalepsia.
  En esta época surgió la idea de, al cerrar el ataúd, agarrar a la muñeca del difunto un hilo pasarlo por un agujero del ataúd y atarlo a una campanilla sobre la tierra. Si el individuo estaba vivo solo tenía que tirar del hilo y sonaría la campanilla y sería desenterrado ya que una persona estaba al lado del ataúd durante unos días.



Dichos de procedencia anecdótica y literaria:

ARMARSE LA MARIMORENA

 María Morena era una tabernera madrileña del siglo XVI de carácter pendenciero, engañoso y peleón.

Junto con su marido , Alonso de Zayas, vendía sus mejores vinos a sus clientes ricos , a los que pedía favores a cambio, y reservaba los peores al pueblo llano y al ejército. Llegó un día en el que esta situación enfadó de tal manera a estos clientes, que provocó una trifulca tal que fue conocida en todo el Reino.

Desde ese momento nos referimos a “Armarse la Marimorena” cuando se produce un altercado de gran magnitud.


MUCHA MIERDA

  Nos encontramos quien dice que el origen de la expresión “Mucha Mierda” proviene de la época en la que las personas de clases “pudientes” acudían al Teatro o “Corral de Comedia” en coche de caballos. Al llegar a la puerta del recinto, mientras bajaban del coche, el animal hacia sus necesidades allí mismo, por lo que cuando estaba a punto de empezar la representación , un miembro de la compañía se asomaba y miraba la cantidad de excremento depositada ahí. Curiosamente no se cobraba entrada, por lo que al finalizar la función la gente lanzaba sus monedas (cuanta más gente pudiente más alta era la recaudación).
 Los miembros de la compañía se agachaban a recoger las monedas lanzadas por el público y de ahí dicen que viene esta expresión “teatral” relacionada con el deseo de buena suerte.




Dichos propios de Madrid:




SER MÁS CHULO QUE UN OCHO

  La castiza frase "más chulo que un ocho", nació en el madrileño barrio de la ribera del Manzanares, aludiendo a un tranvía número 8 que, a principios del siglo XX, hacía el servicio entre la Puerta del Sol y San Antonio de la Florida y que iba cargado de "chulapos" que lo utilizaban para acudir a la tradicional verbena de San Antonio.



LA CASA DE TÓCAME ROQUE


  La casa de tócame Roque, parece ser una antigua corrala de la calle del Barquillo,  en Madrid, a mediados del siglo XIX, lugar famoso por las frecuentes riñas y alborotos entre los vecinos, especialmente los de una misma familia; en ella vivían dos hermanos, Juan y Roque, que solían provocar altercados y el primero desafiaba al otro diciendo “tócame Roque, si te atreves”, y lo decía con tan grandes voces y con tal virulencia, que así quedó para los restos el nombre de la casa. Los escritores madrileños que ejercían de columnistas en los periódicos que luego se distribuían por toda España publicitaron dicha expresión a todo el País, como sinónimo de lugar desordenado  donde se producen frecuentes broncas, disputas y escándalos.


TENER MÁS CUENTO QUE CALLEJA


  Don Saturnino Calleja Fernández  fue el propietario de una editorial de cuentos para niños, una de las más famosas y con un mayor número de publicaciones en España.
Situada en la calle de la Paz, en Madrid, local que fue comprado por Saturnino, en 1879, este se convirtió en la Editorial Calleja, que llegó a ser la más popular en Hispanoamérica y en Filipinas. En 1899, la editorial calleja publicó 3.400.000 volúmenes













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